martes, 23 de septiembre de 2014

EN TIEMPOS DE REFORMA - DEBATAMOS CON EL SOCIALISTA MORO

Estimad@s colegas,

Buen día, buen martes.

Como muchos sabrán, en estos días suena y retumba por todos lados, la reforma del Código Penal de la Nación. Se implanta en los medios, en la doctrina, en la calle, la discusión de reformar ese Código que trae dolores de cabeza, algunos miedos y discusiones por doquier.

Ello abrió la puerta a debates más profundos, desde lo religioso y más profeso, al modelo que buscamos de país y que "supimos conseguir".

En esta oportunidad, comparto con Uds., algunos extractos que pueden ser de interés de quien como político, humanista, pensador, teólogo y escritor, a través de su obra "UTOPÍA" (1516) expresa interesantes ideas para la época y que pueden resaltarse como vigentes para el día de hoy.
La mayor parte de los hombres ignora las letras, y los otros las desprecian. El bárbaro rechaza todo aquello que no se parece a su condición. Y hay muchos pretendidos doctores que rechazan todo lo que no contenga palabras arcaicas. Otros sólo se deleitan con los antiguos, u otros con sus propias creaciones (Moro, Tomas, Utopía, Gradifco, 2004, pág. 13)

Hablamos del autor inglés Tomas Moro (Thomas More) y de su obra Utopía (Libellus), en busca de una sociedad ideal.

En un interesante diálogo sobre su amigo Rafael, el autor dice:

Al examinar cada forma de gobierno tanto como de aquí como de allá, analizaba con agudeza maravillosa lo que hay de bueno y verdadero en una, y lo que hay de malo y falso en la otra. Lo hacia con tal maestría y acopio de favor que se diría haber vivido en todos esos sitios largo tiempo por los cuales sólo había pasado. (Moro, Tomas, Utopía, Gradifco, 2004, pág. 20)

A su vez, da su visión política del momento, con ciertas similitudes con nuestro tiempo. Salvando las distancias:

Y en cuanto a los consejeros reales, he aquí un poco más o menos, su composición: Unos se hacen pasar por inepto; y ellos mismos deberían ser aconsejados. Otros, en cambio, son muy capaces y lo saben, pero comparten el parecer de quién emite el juicio más favorable al rey, el cual celebran con notable entusiasmo prodigándole lisonjas en la esperanza de obtener sus favores y protección. (Moro, Tomas, Utopía, Gradifco, 2004, pág. 21)
Ya en una interesante conversación con el Cardenal, por momento parece hasta subida de tono, esboza sus opiniones sobre la situación social y penal de los hombres que delinquen. Sobre la pena de muerte:

... semejante castigo infligido a los ladrones ni es justo ni útil. Es desproporcionadamente cruel como castigo en los robos y muy débil para impedirlo. Un robo no es merecedor de la pena capital. Ni hay castigo tan horrible que prive de robar a quién no tiene que comer y no hay otro medio de conseguir su sustento. No parece sino que en esto, tanto en Inglaterra como en otros países, se imitan a los malos pedagogos: prefieren azotar que instruir. Se promulgan penas terribles y horrendos suplicios contra los ladrones, cuando valdría más asegurar los medios de existencia para todos los miembros de la sociedad. (Moro, Tomas, Utopía, Gradifco, 2004, pág. 23)

... Si se permite que reciban una mala educación y que se corrompan sus costumbres desde niños, para castigarlos luego cuando son hombres, por los delitos que ya desde su infancia se preveía que iban a cometer, ¿que otra cosa están haciendo sino engendrar ladrones para después castigarlos? (Moro, Tomas, Utopía, Gradifco, 2004, pág. 28)
Vincula el aumento de la delincuencia con la pobreza, y liga a éstos directamente con aquellos que se encuentran en una posición económica excesivamente favorable, causando desbalances financieros; por un lado riquezas abundantes y por el otro pobreza estructural, analfabetismo, delincuencia y muerte.

... La causa principal de la miseria pública son los nobles cuyo número desorbitado vive como parásitos a cuenta del trabajo y el sudor de los demás. (Moro, Tomas, Utopía, Gradifco, 2004, pág. 24)
Detengan esas compras que hacen los ricos creando nuevos monopolios. ¡Sean cada día menos los que viven en la ociosidad, que se vuelvan a cultivar los campos, y que vuelva a florecer la industria de la lana! Sólo así volverán a ser útiles toda esa chusma que la necesidad ha convertido en ladrones o que andan como criados o pordioseros a punto de convertirse también en futuros ladrones. (Moro, Tomas, Utopía, Gradifco, 2004, pág. 28)
Vinculado con la fuerza de trabajo inactiva, aborda el caso de la necesidad de tener ejércitos de soldados preparados y entrenados:
... no veo razón alguna para mantener esa inmensa turba de perezosos por la simple posibilidad que pueda estallar una guerra. (Moro, Tomas, Utopía, Gradifco, 2004, pág. 26)

Para concluir, una gran frase del autor:

"Si los males y desgracias de aquellos que están lejos no nos llegaran a conmover y preocupar, muévanos, al menos, nuestro propio peligro. Pues razón de sobra tenemos para temer que la maldad destructora no tardará en acercarse adonde estamos, de la misma manera que sabemos por experiencia cuan grande e impetuosa es la fuerza devastadora de un incendio, o cuán terrible el contagio de una peste al extenderse. Sin la ayuda de Dios para que desvíe el mal, inútil es todo refugio humano.” (T. M.)

Ahora, nos queda continuar con el debate, obtener nuevos conocimientos y tratar de superar los miedos que este tipo de reformas nos puedan provocar.

Debatamos, sepamos escuchar y hablar... recordemos que:

“Felices los que saben escuchar y callar, porque aprenderán cosas nuevas.” (T. M.)



Saludos cordiales,

Damián R. Pizarro



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